El Gobierno mexicano trabaja intensamente para fortalecer tres áreas críticas en la relación bilateral con Estados Unidos antes del 20 de enero, cuando Donald Trump asumirá su segundo mandato. En medio de un clima de tensión, México busca proteger su soberanía y evitar posibles crisis relacionadas con la migración, el comercio y el narcotráfico.
Aduanas limpias y combate al comercio ilegal
Ante la amenaza de Trump de revisar el TMEC y la creciente preocupación por la entrada ilegal de productos chinos, México ha lanzado el Operativo Limpieza. Este operativo ha llevado a la confiscación de mercancías de origen ilegal, sumando más de 500 millones de pesos en productos decomisados y colocando a 47 agencias aduanales bajo investigación. La Secretaría de Economía, encabezada por Marcelo Ebrard, tiene como objetivo asegurar que las aduanas mexicanas cumplan con los estándares legales, protegiendo al país de prácticas que puedan dañar la relación comercial con EE. UU.
Fortalecimiento de consulados ante la amenaza migratoria
La migración ha sido una de las principales preocupaciones de Trump, quien ha amenazado con deportaciones masivas. En respuesta, el Gobierno mexicano ha reforzado su red de 50 consulados en EE. UU., dotándolos de recursos y abogados especializados en migración. La creación de una aplicación de pánico permitirá a los migrantes alertar al Gobierno mexicano en caso de detenciones, asegurando que los derechos de los ciudadanos mexicanos sean respetados.
Lucha contra el fentanilo
El tráfico de fentanilo ha puesto a México en el centro de la atención de Trump, quien ha culpado a los cárteles mexicanos de ser responsables de la crisis de opioides en EE. UU. El Gobierno mexicano ha incrementado los decomisos de esta droga, incluyendo un cargamento de una tonelada y media de fentanilo. Además, más de 6,000 personas relacionadas con el narcotráfico han sido detenidas. El secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, lidera los esfuerzos para combatir a los cárteles y demostrar que México está comprometido con la lucha contra el narcotráfico.
Un enfoque de colaboración, no subordinación
En medio de estas medidas, Claudia Sheinbaum, presidenta de México, ha reiterado que aunque el país está dispuesto a colaborar con EE. UU., nunca aceptará injerencia extranjera. La relación bilateral se mantiene firme en la cooperación, pero bajo los principios de soberanía e independencia. El nombramiento de Ron Johnson como embajador de EE. UU. en México, un veterano de la CIA, ha puesto a prueba la diplomacia mexicana, que espera una relación respetuosa pero firme.
Estas acciones reflejan la estrategia de México para enfrentar los desafíos que se avecinan bajo el nuevo mandato de Trump, priorizando la seguridad nacional, el respeto a los derechos humanos y el fortalecimiento de la relación bilateral sin comprometer su autonomía.